Localización
Obra
Año
Superficie
Bétera, València, España
Vivienda entre medianeras
2024
217 m2


Una isla escultórica y multifuncional como punto de partida.
Emplazada en el casco antiguo de Bétera, Boil es una reforma de casa de pueblo con la tradicional forma alargada y estrecha, y dos entradas de luz natural: la fachada principal y el patio trasero. Distribuida en dos alturas, en la planta baja se desarrolla la zona de día, simiente y núcleo de la vivienda, y en la planta primera la zona de noche, ambas volcadas hacia el patio como fuente de luz y confort.

Partiendo de una preexistencia marcada por su forma estrecha y alargada, y la necesidad familiar de aunar las funciones de día en un único espacio, el diseño de esta reforma de casa de pueblo nace de la materialización de una isla inusualmente larga que integra salón, comedor, cocina y área de trabajo. Con 6 metros de longitud, su definición particular es el anclaje de todo el conjunto. Un elemento protagonista, escultórico y multifuncional que unifica y recorre la zona de día con una esbelta silueta que atenúa su profundidad.




Entorno a la isla, la estancia se define como un espacio sereno, íntimo y confortable. Una atmósfera favorecida por la elección de materiales, con la madera y la piedra blanca como principales, que convive amistosamente con el origen tradicional de la vivienda. A modo de piel, la piedra moldea la isla y viste la pared de la cocina; mientras, la madera envuelve, entre otros, el volumen de transición entre la entrada y la zona de día, que integra baño y alacena. Un tratamiento que aligera la visual del conjunto y aporta un acento decorativo.



Un patio de muros con historia.
La clara referencia a la casa de pueblo tradicional sitúa el patio como una estancia prioritaria. Fuente de luz y vida, la relación entre interior y exterior es íntima gracias a la gran cristalera y la continuidad del pavimento interior. En un esfuerzo de recuperación de la arquitectura original, los muros del patio rescatan parte de los elementos de mampostería. Con sus peculiaridades y magulladuras, la piedra y el ladrillo caravista hablan de la historia del hogar y adquieren una dimensión casi ornamental. Los tramos de muro en blanco enfatizan su presencia y favorecen la entrada de luz natural.


FOTOGRAFÍA
Eva Pérez
PROVEEDOR COCINA
Cristina Vinat
